Y es cierto, mucho no le creí, peeeeeeeeeeero como ya tenia el libro en la mano, lo abrí y ahí estaba, en la primera página, patotera, pendenciera y por que no una patada en el hígado.
¡Puto el que lee esto!
Y te moja la oreja nomás!!!!
Así como si nada, como quien no quiere la cosa, pero ya esta, lo logro, hizo que por lo bajo lo mandaras a un lugar muy lejano una y mil veces.
Cerrás los ojos, los abrís y sigue ahí bailando, saltando, como boxeador en el cuadrilátero, esperando que te decidas.
Y pensas, este me esta cargando, miras a los costados como si lo que esta escrito fuera para alguien mas y te das cuenta que no es asi.
¡A la pelotita! (por ser fina), me lo dice a miiiiiiiiiiiiiiii, con que descaro se atreve a soltar semejante frase, quien se cree que es para decir semejante cosa, con que derecho y entonces ocurre, la vista, como desafiando ese primer impulso se mueve hacia el renglón siguiente y ahí estas totalmente muerto, entregado, resignado por que ya no podes dejar de leer.
Ahí te das cuenta que la querida frasecita, es ciertaaaaaaaaaaa, y cuando llegas a último renglón descubrís con asombro que estas llorando de risa y que tenía toda la razón al empezar así el libro.
Y te das cuenta que es cierto, ahora le creo, pucha si le creo.
Este es mi imperfecto homenaje al querido “negro” que con sus cuentos hizo mas cortas muchas tardes de domingo.
Roberto “El Negro Fontanarrosa” nació en Rosario el 26 de noviembre de 1944 y el 19 de julio de 2007 decidió partir a dibujar y contarle sus genialidades a Dios.
¡Puto el que lee esto!
Y te moja la oreja nomás!!!!
Así como si nada, como quien no quiere la cosa, pero ya esta, lo logro, hizo que por lo bajo lo mandaras a un lugar muy lejano una y mil veces.
Cerrás los ojos, los abrís y sigue ahí bailando, saltando, como boxeador en el cuadrilátero, esperando que te decidas.
Y pensas, este me esta cargando, miras a los costados como si lo que esta escrito fuera para alguien mas y te das cuenta que no es asi.
¡A la pelotita! (por ser fina), me lo dice a miiiiiiiiiiiiiiii, con que descaro se atreve a soltar semejante frase, quien se cree que es para decir semejante cosa, con que derecho y entonces ocurre, la vista, como desafiando ese primer impulso se mueve hacia el renglón siguiente y ahí estas totalmente muerto, entregado, resignado por que ya no podes dejar de leer.
Ahí te das cuenta que la querida frasecita, es ciertaaaaaaaaaaa, y cuando llegas a último renglón descubrís con asombro que estas llorando de risa y que tenía toda la razón al empezar así el libro.
Y te das cuenta que es cierto, ahora le creo, pucha si le creo.
Este es mi imperfecto homenaje al querido “negro” que con sus cuentos hizo mas cortas muchas tardes de domingo.
Roberto “El Negro Fontanarrosa” nació en Rosario el 26 de noviembre de 1944 y el 19 de julio de 2007 decidió partir a dibujar y contarle sus genialidades a Dios.
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